martes, 11 de mayo de 2010

Instituciones y desarrollo económico

Del 5 al 16 de abril se desarrolló el Seminario de Actualización en Ciencia Política “Instituciones y Desarrollo Económico”, organizado por la representación estable de la Universidad de Bologna en Buenos Aires y difundido por Ciudad Política.
El seminario puso el acento en la relevancia de las instituciones entendidas como reglas en sentido que moldean las dinámicas democráticas y su correlación con las performances económicas de los estados.
A partir de una conceptualización del actor político entendido como individuo racional maximizador de beneficios, característica del enfoque del Rational Choise, esta novedosa visión de origen americano nos propone un útil andamiaje teórico metodológico para aproximarnos al análisis de los distintos fenómenos socio- políticos.
Un poco de historia
Durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, la ciencia política fue ganando mayores cuotas de autonomía disciplinar en Europa occidental y en los Estados Unidos. Prestigiosas universidades dieron lugar a cátedras especializadas en la temática política desde un enfoque preeminentemente normativo.
Es así como podemos identificar a esta etapa de nuestra disciplina como aquella en la que se consolidó, siguiendo a Guy Peters, al enfoque Institucionalista Clásico. Dicho punto de vista se aproximaba al análisis político a partir de premisas normativas, formalista en cuanto a la ley escrita, holista, y prescriptivo en cuanto sus reflexiones se basaban en la búsqueda de la mejor forma de gobierno.
Fue desde Norteamérica que apareció hacia los años 30´ la revolución behaviorista, la cual desemboca a la formalización de una teoría unificada en el modelo de análisis político sistémico en su obra “The Political Sistem” elaborado por David Easton en 1953.
Mientras que en el viejo institucionalismo las instituciones políticas, principalmente las constituciones, las burocracias y los parlamentos, venían recubiertas de un cierto halo de sacralidad, Easton le confiere un lugar secundario y marginal en su esquema de análisis. Pues para el autor las decisiones políticas, entendidas en términos de políticas públicas, vienen determinadas por la interacción de los distintos actores y grupos sociales que luchan en el interior del cuerpo social por imponer sus intereses. De este modo la regulación institucional es entendida como una mera caja negra (black box) que procesa demandas (imputs) ambientales que en definitiva son los que cuentan a la hora de entender la política.
Continuando en la corriente académica- investigativa autores como Schumpeter, Olson, Downs reconceptualizan las principales categorías democráticas –voto, partidos políticos, participación política, etc- desde un enfoque que se vale de premisas económicas.
A mediados de la década del 50 aparecen dos obras que van a significar un punto de inflexión respecto a la teoría democrática clásica. Joseph Schumpeter escribe “Capitalismo, Socialismo y Democracia” mientras que Morguenstain y Von Newman presentan “Rational Choise in Economic Behavior”. Si bien los trabajos provienen de disciplinas diferentes, servirán de soporte teórico para el desarrollo del enfoque racional.
Para los teóricos de la elección racional las explicaciones a los fenómenos políticos deben ser rastreadas tomando como unidad de análisis a los actores particulares, constituyendo así al individualismo metodológico como premisa fundamental de la investigación en ciencias sociales. No son las solidaridades, los compromisos o los ideales aquellos motivadores que movilizan a los individuos a tomar decisiones en la arena política sino, por el contrario, estos actúan en base a un cálculo racional de posibles beneficios futuros.
Sin embargo ya en la década de los 80´ reaparece una pregunta que pone en boga el estado de la disciplina por entonces y dispara múltiples líneas de investigación: ¿Qué rol desempeñan las instituciones políticas en las dinámicas democráticas? El neoinstitucionalismo irrumpe de esta manera en la escena politológica y económica.
Institutions do matter
No podemos comprender al neoinstitucionalismo como una escuela de pensamiento unificada y coherente. Diversos enfoques y perspectivas convergen en él haciendo hincapié en aspectos históricos, sociológicos o, incluso el seminario en cuestión, partiendo de un encuadre propio de la elección racional.
De este modo los actores políticos relevantes (votantes, políticos profesionales, partidos y grupos de poder entendidos como actores individuales) ordenan sus preferencias y estrategias maximizadoras dentro de un marco institucional que condiciona su accionar.
Las instituciones comprendidas no tan sólo como reglas jurídico- formales sino también como acuerdos de conducta válidas al interior de una sociedad, operan en una relación dialéctica con las preferencias individuales mediante restricciones e incentivos. Por lo tanto, para explicar los resultados políticos y económicos debemos preguntarnos acerca del entramado que constituyen las reglas del juego entre los diferentes actores.
Este nuevo enfoque resulta para un cientista político una herramienta más que interesante para entender así las conductas de las personas, tanto en el plano colectivo como individual, y en qué medida las instituciones desempeñan un papel en la manera en que los actores actúan y deciden.


Por: Lic. Ma. Dolores Acuña - Pablo Mandrile.